Elsa

Todos los años, entre junio y noviembre transcurre la temporada ciclónica en el Atlántico y el mar Caribe. Hay períodos en los que surgen más ciclones que otros, algunos meteorólogos lo  relacionan con fenómenos como el llamado ¨El Niño¨, que ocurre en el océano Pacífico. En una especie de lotería, uno o varios ciclones tropicales se acercan o pasan por Cuba en un año, otras veces no nos afecta ninguno. 

En el año 2020 ocurrió una temporada ciclónica tan hiperactiva que no fueron suficientes las letras del alfabeto latino con el que se inicia el nombre asignado previamente a cada ciclón y la Organización Meteorológica Mundial tuvo que recurrir al alfabeto griego. El huracán Delta, que llegó a tener categoría 4, pasó entre Yucatán y el cabo de San Antonio en octubre y aunque no tocó el territorio cubano, el peligro inminente obligó a evacuar miles de personas en el extremo occidental del país.  En noviembre de ese año el huracán Eta, después de recorrer varios países de Centroamérica, regresó al Caribe y pasó por la región central de Cuba con fuerzas de tormenta tropical, causando daños a la agricultura, la vialidad y algunas viviendas.  

El quinto organismo ciclónico del año 2021, la tormenta tropical Elsa ha sido un fenómeno muy peculiar. Después que cruzó el Arco de las Antillas, afectó a Barbados y otras pequeñas islas adyacentes y alcanzó el rango de huracán, después redujo sus vientos a 100 o menos kilómetros por hora y se degradó a tormenta. Siguió su largo e indeciso  curso por el mar Caribe esquivando las costas, pasando por el sur de Puerto Rico, La Española, las regiones oriental y central de Cuba y el norte de Jamaica, hasta que penetró en nuestro país por el sur de la ciénaga de Zapata, cruzó transversalmente con rumbo noroeste y salió al estrecho de la Florida en los límites de la ciudad de La Habana con la provincia de Mayabeque. 

Conociendo los riesgos que acompañan estos fenómenos naturales, las autoridades locales pusieron en marcha  las medidas establecidas de protección de la población y de los recursos materiales: unas 180 mil personas fueron evacuadas desde zonas costeras o susceptibles a inundaciones hacia albergues o mejores viviendas; se trasladó ganado hacia terrenos altos; se recolectaron cosechas que estaban a punto y se pusieron rápidamente a la venta; fueron distribuidos a la población y trasladados los víveres hacia lugares más seguros o protegidos debidamente en los almacenes; se realizaron podas urgentes de árboles y se limpiaron canales, alcantarillas, orillas de ríos y arroyos; fueron trasladas brigadas quirúrgicas y de linieros antes de que comenzaran las inundaciones hacia zonas que podían quedar aisladas, etc.  Todas estas medidas conllevaron dedicar recursos adicionales a las tareas de protección, entre ellos el escaso combustible.  

La población pudo recibir desde días previos a la llegada  de la tormenta a la región oriental una amplia y frecuente información por los medios de comunicación masiva e incluso por las redes sociales sobre la situación meteorológica, los preparativos para evitar pérdidas y posteriormente sobre las consecuencias del ciclón.  Contrasta la abundante información fresca que muchos periodistas trasmitían desde diferentes lugares del país relacionadas con el ciclón con aquellas informaciones estereotipadas y tomadas al pie de la letra desde fuentes oficiales  que se repiten en tiempos normales por los noticieros nacionales varias veces al día y en días posteriores, que por repetitivas y encartonadas resultan tan poco atractivas. Sin embargo, salvo algún periodista o simple ciudadano que mediante su teléfono móvil reportó en vivo las incidencias del paso del ciclón por algún punto donde se encontraba, de nuevo escaseó la inmediatez de las informaciones en los momentos de mayor peligro.    

Como siempre sucede cuando hay fuertes lluvias y los ríos crecen, unos poblados quedaron temporalmente aislados hasta que las aguas bajaron y hubo inundaciones en  terrenos bajos en el campo y algunas ciudades. Los vientos derribaron postes y líneas eléctricas y se trabajó contra reloj para repararlos. Unas 1500 hectáreas sembradas  resultaron afectadas y cayeron plantaciones de plátanos cercanas al curso del ciclón, las que normalmente  resultan afectadas, aunque sea por un ¨vientecito platanero¨. Pero, en general, las pérdidas fueron muy reducidas dada la debilidad y desorganización de la tormenta.

Todo esto sucedió cuando comenzaban a llegar vuelos y turistas desde Canadá a los cayos del norte de Ciego de Ávila y Varadero, en medio del bloqueo fortalecido, del enorme acoso político y mediático por parte del actual gobierno de los Estados Unidos y una fuerte escasez de alimentos y medicamentos debido a la reducción de la disponibilidad de divisas  provocada por la pandemia. Para colmo, la tormenta apareció cuando crecía sin parar la cantidad de contagios debido a la llegada de cepas más peligrosas del virus e insuficiencias  en el cumplimiento de los protocolos de enfrentamiento a la enfermedad por  autoridades locales y algunos ciudadanos. 

Como resultado de las lluvias, creció ligeramente el llenado de algunos embalses y cuencas subterráneas. No se apreció un incremento de contagios entre aquellas personas que fueron evacuadas debido al ciclón, gracias a que se cumplieron las medidas de protección durante su transportación y hospedaje. 

La vacunación de la población, que ya alcanzaba los 6,6 millones  de dosis administradas, se interrumpió en algunas provincias ante la posibilidad de que se cortara la corriente eléctrica necesaria para refrigerar las vacunas  y se reinició  pocos días después de que la tormenta se alejó del país. Hoy me acaban de inyectar la segunda dosis de la vacuna cubana Abdala, dentro de 14 días me pondrán la tercera y en agosto tendré anticuerpos suficientes para contrarrestar el coronavirus. Inmediatamente después de pasado el peligro, las autoridades incrementaron aún más las medidas para contrarrestar el crecimiento de los contagios y enviaron personal sanitario a las provincias más comprometidas para combatir la enfermedad.  

¿Será Elsa el único ciclón que amenace al país este año?, habrá que esperar a que culmine noviembre para saberlo. De todos modos, si en algo Cuba es fuerte y eficaz es en la protección de la población contra los ciclones y las enfermedades. Si fuéramos igual de efectivos en producir y exportar, otro gallo cantaría. Ojalá que más temprano que tarde los directivos de las empresas y establecimientos estatales que aún no han roto la inercia se decidan a impulsar la producción haciendo uso de las facultades y mecanismos financieros que recientemente fueron aprobados, de lo contrario tendrán que ceder el paso a cuadros más capaces y motivados. El horno no está para pastelitos, la situación no admite más demoras ni experimentos.

 

8 de Julio de 2021

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