Esperanza

La esperanza es un estado de ánimo optimista basado en la expectativa de resultados favorables relacionados con eventos o circunstancias de la propia vida o el mundo en su conjunto. La mayoría de los cubanos residentes dentro o fuera del país albergábamos la esperanza de que Trump no repitiera su nefasta presencia cuatro años más al frente del gobierno estadounidense.

Los tres días siguientes al 3 de noviembre los pasé buscando frecuentemente los resultados de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, ansioso por tomarme un trago para celebrar la victoria de Joe Biden. El sábado 7 me llamaron a media mañana para anunciarme que al fin los demócratas se habían declarado vencedores sobre el aspirante a permanecer 4 años más en el desgobierno y confieso que celebré el acontecimiento no con uno sino con 3 tragos que me supieron a gloria. Nunca en la vida me habían importado tanto las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, cosa que debo agradecerle al fascistoide presidente Trump, a su cancerbero exterior Pompeo y al secretario del Tesoro Mnuchin porque ningún gobernante norteamericano había llegado a extremos tales de opresión sobre Cuba, emulando la barbarie del policía racista que el pasado 29 de mayo le impedía respirar a George Floid, poniéndole una rodilla en el cuello para inmovilizarlo.

Está claro que Biden representa para muchos estadounidenses más de lo mismo de épocas anteriores  y que con su gobierno poco van a mejorar la división y los problemas internos de ese país, además de que intentará conservar o incrementar su hegemonismo mundial tratando de mantener a raya a China, Rusia y otros países que avanzan y no se someten a sus designios, pero el trumpismo  ha traído más daños que beneficios a su país y al resto del mundo. Pienso que al menos en el plano exterior, probablemente se reincorporen a acuerdos globales, regionales o bilaterales y a organismos internacionales de la ONU que habían sido abandonados por el gobierno anterior. Con respecto a Cuba es posible que reestablezcan relaciones gubernamentales similares a las alcanzadas a finales del gobierno de Obama, aunque el bloqueo seguirá instituido mientras el Senado siga en manos de los republicanos y sus comisiones encabezadas o influidas por los Marcos Rubio y comparsa.

En 1964 cuando visitó los Estados Unidos, en una entrevista con la CBS el Che expresó: ¨Yo creo, con relación a las soluciones, que hay soluciones, y creo que hay sólo una. Hemos dicho repetidas veces al gobierno de Estados Unidos que nosotros queremos nada más que ellos se olviden de nosotros, que no se preocupen de nosotros, ni en bien ni en mal¨.

Para los cubanos sometidos durante más de 60 años a un férreo bloqueo económico, comercial y financiero por los sucesivos gobiernos de los Estados Unidos por ¨emanciparnos por nosotros mismos¨, sería beneficiosa una mayor distensión, siempre que el futuro gobierno estadounidense respete nuestra soberanía y no se inmiscuya en nuestros asuntos internos.

Las recientes decisiones tomadas por el gobierno cubano para desmontar esquemas inoperantes y trabas administrativas permitirán imprimir un mayor ritmo al desarrollo del país.

Las medidas derivadas del anunciado ordenamiento monetario facilitarán una medición más realista de los resultados económicos, equipararán las reglas de operación financiera de las empresas estatales con el sector no estatal e influirán en la elevación de la eficiencia económica.

Las nuevas reglas de juego, como todo cambio, requieren de un proceso de aprendizaje por parte de los directivos y colectivos laborales, los que tomarán algún tiempo para adaptarse a las nuevas condiciones. En la medida en que las transformaciones estructurales y operativas de la actividad empresarial del país resulten exitosas, se incrementarán la producción, las exportaciones y el consumo interno, se alcanzará una mejor correlación entre los ingresos personales obtenidos honestamente y el costo de la vida, aunque los resultados económicos aún estén limitados por los efectos nocivos del bloqueo estadounidense y la pandemia de la COVID-19.

Una política menos agresiva del gobierno estadounidense hacia los extranjeros que desean comerciar o negociar con Cuba permitiría incrementar las inversiones directas de capital para, junto con los esfuerzos  internos, dar el mayor impulso que demanda la economía del país.

Tiene poco fundamento alimentarse de excesivas esperanzas, pero como nunca en los últimos cuatro años, todo apunta a que esta vez estamos en mejores condiciones para salir  adelante. Seamos optimistas y cantemos las siguientes estrofas de una conocida canción de Silvio Rodríguez:

Venga la esperanza, venga sola a mí
lárguese la escarcha, vuele el colibrí
hínchese la vela, ruja el motor
que sin esperanza, ¿dónde va el amor?

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