El importante papel del dirigente administrativo de base

Muchos cubanos contemplamos asombrados los éxitos alcanzados en materia económica en las últimas decenas de años por China y Vietnam, países también socialistas y los comparamos con el insuficiente ritmo con que avanza nuestra economía.  No cabe duda de que por tradición los asiáticos son muy disciplinados y esforzados, pero la razón fundamental de su salto adelante ha sido, aparejada con la distensión de sus relaciones con los Estados Unidos, la apertura económica realizada que desató las fuerzas productivas y permitió la inversión directa de grandes cantidades de capital extranjero atraída por el pago de bajos salarios, por las bonificaciones del pago de impuestos y la entonces menos exigente legislación sobre protección laboral y del medio ambiente.
La inversión extranjera directa en nuestro país ha marchado a menor ritmo debido fundamentalmente al bloqueo económico, comercial y financiero que lleva a cabo el Gobierno de los Estados Unidos desde hace casi 60 años y más recientemente a la activación del título III de la Ley Helms Burton, que amenaza con sanciones a los que negocien con propiedades nacionalizadas por la Revolución. La mayoría de las inversiones se realizan en el país con capital estatal nacional o mediante créditos blandos y donaciones gubernamentales de algunos países. Las inversiones en 2018 alcanzaron 9,300 millones de pesos, o sea un  9,3  % del PIB a precios corrientes. Los sectores donde se invierte la mayor cantidad de recursos son el turismo, el suministro de electricidad, gas y agua, la construcción, la industria no azucarera, el transporte, las comunicaciones y en menor grado, la agricultura.   
Por otra parte, el principal problema interno que lastra nuestros resultados productivos y económicos radica en que no se ha logrado combinar la justicia social imperante con el interés de todas las personas por el trabajo, el incremento de la producción, el aprovechamiento de la jornada laboral, la calidad de los productos y servicios, la eliminación del robo de combustibles y otros recursos en algunos centros de trabajo estatales. 
También afectan el mejor desempeño laboral  la insuficiente disponibilidad o tardanza en la llegada de determinados insumos a los centros de trabajo debido a las limitaciones financieras externas del país, la afectación del ritmo  laboral por el ahorro del consumo de electricidad en horarios ¨picos¨ y por el exiguo transporte público, restricciones cuya solución escapa a la decisión de la administración de los centros de trabajo. Pero no en todos los casos los insuficientes resultados alcanzados se deben a la falta de recursos, persisten importantes dosis de inacción, desinterés, acomodamiento, paternalismo, simulación, mal trato al público y corrupción administrativa. 
En la larga cadena de mando de la producción y los servicios, que comienza por el Ministro del ramo o el Presidente de la administración local provincial y pasa por el presidente del Grupo Empresarial, el Director de la Empresa, el Director de la Unidad Empresarial de Base,  el jefe del taller o establecimiento hasta el jefe de brigada,  los eslabones de más abajo, que es donde se materializan los planes, orientaciones y decisiones superiores, patinan constantemente.
Se aducen muchas causas a estos fenómenos: salario y estimulación insuficiente, no temor al despido, mala selección de los dirigentes de base, falta de exigencia, falta de preparación e incorrectos estilos de dirección, falta de sensibilidad, excesiva centralización de las decisiones, etc.
El problema de la dirección de los colectivos laborales no es nuevo. En la carta del Che a Fidel escrita el 26 de marzo de 1965 en la que analiza problemas del  sistema económico de entonces, este planteó: ¨¿Por qué un cuadro de dirección puede cambiar todo? ¿Por qué hace trabajar técnicamente, es decir, administrativamente mejor a todo el conjunto de sus empleados, o por qué da participación a todos los empleados de manera que estos se sientan con una nueva tónica, con un nuevo entusiasmo de trabajo o por una conjunción de estas dos cosas? Nosotros no hemos hallado respuesta todavía y creo que hay que estudiar un poco más estoLa respuesta tiene que estar íntimamente relacionada con la economía política de este período y el tratamiento que se les dé a estas cuestiones debe ser integral y coherente con la economía política.¨
Llama la atención cómo ha crecido en nuestro país la cantidad de jóvenes músicos, bailarines, artistas plásticos, de teatro, cine y televisión, comunicadores audiovisuales, artesanos y escritores y la calidad de sus obras e interpretaciones. ¿Pudiera explicarse ese fenómeno solo por la existencia de magníficas escuelas de artes de nivel elemental, medio y superior o por las perspectivas de viajar y de obtener mayores ingresos que los demás en el desempeño de sus profesiones? ¿Qué papel juega la vocación y la sensibilidad para ser un buen artista o escritor o un buen técnico o jefe de un colectivo de trabajadores? ¿Esas cualidades son innatas en los estudiantes que ingresan en los institutos tecnológicos y universidades o se forman durante el proceso docente? ¿Por qué muchos de los  egresados de nivel medio, que en sus profesiones se deben relacionar directamente con el público padecen de falta de sensibilidad y no ofrecen un servicio amable y diligente?  ¿Cómo se forma un servidor público?  Es importante encontrar respuestas a estas interrogantes. 
Desgraciadamente, no basta con disponer de políticas, decretos, resoluciones y reglamentos.  A las disfuncionalidades que aparecen constantemente en disímiles centros de trabajo hay que meterles mucha presión como a los caños obstruidos. Las más  frecuentes son el incumplimiento del horario de trabajo, el insuficiente aprovechamiento de la jornada y el inadecuado trato al público.
Se hacen esfuerzos notables por revertir el incumplimiento de los planes,  la ineficiencia  empresarial y las antes mencionadas disfuncionalidades mediante frecuentes intervenciones y exhortaciones de altas autoridades del gobierno y el Partido en asambleas, reuniones de chequeo, durante las visitas a los territorios y centros de trabajo, también mediante campañas publicitarias que destacan las buenas actitudes y los resultados destacados de algunos colectivos de trabajo. 
Las denuncias y reportajes  periodísticos ayudan, pero no puede haber un periodista reportando o un inspector pasando constantemente por cada centro de trabajo para resaltar las disfuncionalidades que aparecen a diario. Mientras nuestros teóricos de la economía política, junto a los educadores, antropólogos, sociólogos, sicólogos y cuadros políticos ponen en evidencia los mecanismos económico-sociales que hay que activar para que las personas trabajen con dedicación y entusiasmo en las condiciones de la incuestionable justicia social alcanzada, esos problemas los deben encarar cotidianamente los dirigentes administrativos de base, con el apoyo de las organizaciones políticas, el sindicato y los trabajadores más conscientes del centro de trabajo. 
Necesitamos disponer de buenos cuadros administrativos en los niveles superiores de dirección, pero también de miles de dirigentes intermedios y especialistas principales exigentes, abnegados, justos, bien remunerados y comprometidos con llevar adelante el incremento de la producción y la mejoría de los servicios a nivel de base, que sean exigentes con sus subordinados o colaboradores con respecto a la disciplina y con el cumplimiento con calidad de las tareas, que se ocupen de instruirlos sobre las mejores prácticas para la atención a la población  y sobre todo, que sean ejemplares ante sus subordinados o colaboradores y no se hagan de la vista gorda o cómplices ante las malas actitudes.
Cambiando la actitud ante el trabajo de los menos conscientes e incorporando al mismo a los que aún no trabajan, lograremos incrementar aún más el ritmo de desarrollo del país y la satisfacción de las necesidades de la población.

Comentarios