Aplicar soluciones tecnológicas idóneas a nuestras realidades


La cuarta revolución tecnológica basada en la fusión del empleo de internet y la inteligencia artificial en la optimización de los procesos productivos está por comenzar en un reducido grupo de países, los menos desarrollados la ven tan distante como a las estrellas en el firmamento;  de la misma forma en que se ensancha el universo, la brecha tecnológica entre los países más y los menos adelantados se hace cada vez mayor. 
Con la masiva introducción de teléfonos móviles, redes wifi y últimamente el acceso a internet por paquetes de datos mediante redes 3G y 4 G en lugares seleccionados, en los marcos de la tercera revolución tecnológica,  en Cuba se ha logrado mejorar la comunicación y el acceso a internet a la población. Se avanza lentamente en establecer el acceso remoto a los servicios bancarios, el comercio electrónico y el gobierno electrónico.     
En un artículo publicado recientemente por el diario mejicano La Jornada titulado ¨La internet de las vacas¨ de la autoría de Silvia Ribeiro, se explica como con la fijación de un arete digital en la oreja de cada vaca lechera algunas compañías ofrecían soluciones para dirigir la producción de leche fresca, conociendo de cada vaca su pulso, temperatura, pico de fertilidad y otras condiciones de salud relacionadas con el sistema digestivo. Los datos se trasmiten por internet a una nube de las propias compañías, que los almacena en sistemas de datos masivos (big data), los analiza con inteligencia artificial y envía los avisos a una computadora o teléfono de la empresa agrícola o hacienda para dirigir al ganado para su ordeño cuando es hora, conectado a un sistema automatizado de ordeño instalado previamente a la medida de cada vaca.  
Según la autora del artículo ¨esto forma parte de un proyecto de agricultura sin agricultores y con alto uso de agrotóxicos y semillas patentadas, donde, desde la semilla al plato, el control lo tenga una cadena de trasnacionales que no dejará ninguna opción de decisión real a los agricultores, amenazando de paso los territorios de producción campesina, que son los que realmente alimentan a la mayoría¨.
Eso de agricultura sin agricultores nos puede resultar muy atractivo, si consideramos que con el alto nivel de instrucción alcanzado por la población, la alta proporción de habitantes en la tercera edad  y el cambio climático, cada día habrá menos personas en Cuba disponibles y dispuestas a guataquear bajo el cada vez más intenso sol y enfrentarse a las prolongadas sequías que se alternan con las inundaciones provocadas por los cada vez más fuertes y dañinos ciclones tropicales.  
No parece descabellado pensar en aplicar algo parecido en nuestro país, en función del desarrollo de la ganadería y no para beneficio de alguna transnacional, desgraciadamente, entre otras razones, el bloqueo económico y financiero de los EEUU y la ausencia de inversión extranjera en ese sector resultan un gran impedimento. Por otra parte, para que el empleo de  tecnologías tan sofisticadas se justifique económicamente primero debe incrementarse la producción de leche por vaca en ordeño y para eso hay que resolver muchísimos inconvenientes.
Según un artículo de Miguel Febles publicado en el periódico Granma en Octubre 13 de 2018: ¨la mayor parte del  ganado vacuno está disperso entre miles de productores del sector cooperativo-campesino y resulta complejo su manejo para garantizarle alimentos y agua, el correcto acuartonamiento, el flujo zootécnico, la reproducción, el mejoramiento genético y la sanidad animal. Por otra parte, el alza de los precios de los piensos en el mercado mundial y la poca disponibilidad financiera del país para realizar importaciones, obligará a nuestros ganaderos en los próximos años a incrementar aún más la producción de pastos y plantas forrajeras, proceso que no está exento de dificultades porque depende de factores climáticos y del suministro de fertilizantes y plaguicidas para lograr el alimento que requiere el rebaño¨.
Hace pocos días pasaron por Multivisión un documental sobre la producción industrializada de vegetales en un lugar de Alemania, donde en grandes naves cerradas y climatizadas dotadas de sistemas de control automatizado protegen las plantas del clima frío y las nevadas o del intenso calor del verano y dirigen la iluminación, el riego y la fertilización. Allí apenas trabajan unos pocos empleados, entre ellos varios ingenieros y biólogos, los que garantizan una estable producción durante todo el año de vegetales de alta calidad, libres de plagas. Es de suponer que el alto costo de esa instalación y del gasto de electricidad consumida debe compensarse con el alto rendimiento de la producción, pero esa no resulta una solución racional aplicable a un país como el nuestro donde la gratuita e intensa luz solar  está presente todo el año.  Para nosotros son menos costosos, aunque sean menos productivos, el sistema tradicional de producción al aire libre e incluso los sistemas de cultivo protegido o semiprotegido, que demandan un menor gasto de energía eléctrica, aunque conllevan una mayor utilización de fuerza de trabajo y pesticidas.
La decisión sobre en qué invertir recursos costosos es un tema crucial, por eso se requiere un estudio de factibilidad que demuestre su racionalidad.
Durante el ¨período especial¨, al derrumbarse el socialismo en la URSS y Europa del Este, salvo los alimentos de la canasta básica, se produjo en Cuba una gran escasez de productos en la red comercial. En una reunión donde se discutía acerca de la informatización de la sociedad alguien propuso dotar a las farmacias de computadoras para actualizar la información sobre cuales establecimientos de la ciudad tenían existencias de determinados medicamentos y de ese modo facilitar su adquisición por la población.  Uno de los presentes planteó que era preferible gastar las pocas divisas disponibles en comprar medicamentos que en computadoras y mantener el sistema de localización por teléfono como hasta ese momento.
Mucho ha llovido desde entonces y aún nuestras farmacias no están informatizadas, se siguen llenando a mano las tarjetas de estiba para actualizar las existencias, se elaboran de forma manual los pedidos a los suministradores y lo que es peor, la oferta de medicamentos no cubre todas de las demandas por déficit de importación de materias primas o su llegada tardía al país. Para informatizar las farmacias no basta con poner en estas computadoras y monitores planos, hay que instalar terminales de puntos de venta conectados al sistema igual que en las tiendas recaudadores de divisas, que permitan calcular y  registrar los cobros, emitir comprobantes y actualizar los inventarios y esa inversión no se recupera con las ventas puesto que se cobran los medicamentos en moneda nacional a precios subsidiados, tendría que financiarse con los ingresos por exportaciones de medicamentos, que  hoy se destinan prioritariamente a importar materias primas o medicamentos y a la investigación/ desarrollo de otros nuevos.     
La propuesta de eliminación del subsidio de precios a los productos de la canasta básica fue desechada al discutirse los Lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución en el VI Congreso del PCC en Abril de 2011 por considerarse que la medida reduciría el poder adquisitivo de la mayoría de los ciudadanos ya  que la  producción agropecuaria nacional no permite cubrir la demanda de alimentos y obliga a destinar una cuantiosa cifra de divisas convertibles para su importación. Hace poco se informó por el MINCIN que se trabaja en la informatización de los controles de consumidores de productos normados en las oficinas de control de abastecimiento (Oficoda), con el fin de garantizar un más ágil y preciso control de las personas con derecho a recibir los productos subsidiados y de la cantidad de alimentos que se autoriza a consumir por esa vía. La tozuda realidad nos ha llevado en apenas 8 años a pasar de la hipotética desaparición de las oficodas a su informatización.     
El incremento del bloqueo económico y financiero por el actual Gobierno de los EEUU contra Cuba ha llegado a extremos tales como presionar y amenazar con sanciones a empresas navieras y de seguros para impedir que lleguen buques con combustible al país. Esta situación ha obligado  a nuestro Gobierno a adoptar medidas excepcionales para reducir el consumo de combustible tanto para la generación eléctrica como la transportación de cargas y pasajeros.  En el caso de la agricultura, de nuevo se ha potenciado el empleo de la tracción animal para reducir el consumo de combustible.
La industrialización, la robotización y la informatización se  sustentan en la electrificación y hasta ahora, la mecanización en la construcción y el transporte de carga y pasajeros en el uso de combustibles fósiles. Si como se ha proyectado, se alcanza en el año 2030 la generación en el país del 24 % de la electricidad mediante fuentes renovables de energía  se producirá un ahorro sustancial de combustible fósil, pero todavía dentro de 11 años el 76 % de la generación eléctrica y la mayoría del transporte dependerían de la producción nacional o la importación de petróleo.
Si algo ha quedado demostrado en estos días en que se han tomado medidas excepcionales para reducir el consumo de combustibles es la imperiosa necesidad de ahorrarlos  pues,  a menos que en años venideros se descubra petróleo dentro del territorio nacional o en la Zona Económica Exclusiva del Golfo de Méjico en cantidades suficientes para cubrir las actuales y futuras demandas energéticas, el ritmo de desarrollo del país y la satisfacción de las necesidades de la producción y de la población seguirán condicionados por las posibilidades de disponer de divisas convertibles para pagar la importación de combustibles.
Por eso resulta imperativo proyectar e incrementar el empleo de tecnologías de producción menos consumidoras de energía y estudiar medidas adicionales como la instalación de calentadores y paneles solares en las edificaciones e industrias, la introducción masiva de vehículos eléctricos  y otras que reduzcan aún más el consumo  portadores energéticos.
Por lo pronto, hasta que la situación energética no mejore, aunque a algunos les parezca anacrónico o ridículo,  habrá que seguir ordeñando a mano en muchas vaquerías, empleando bueyes para roturar y cultivar, caballos y carretones para llevar el pan y demás productos a las bodegas ubicadas en zonas rurales cercanas a las ciudades y para recoger la basura doméstica, entre otras tareas.

Comentarios