El placer de leer


Cuando uno dispone de tiempo libre, leer puede ser uno de los mayores placeres y entretenimientos. Es vergonzoso que en este mundo aún existan millones de analfabetos que están privados de hacerlo.
La lectura y la contemplación de audiovisuales, al mismo tiempo que entretiene, transporta al lector o espectador a situaciones y lugares desconocidos e insospechados y eleva sus conocimientos. Viajar al extranjero también es instructivo y agradable, permite conocer otras culturas y ganar nuevos amigos, pero resulta mucho más costoso, además para visitar la mayoría de los países es necesario gestionar y obtener una visa.
Con la aparición de las reproductoras de video, laptops, televisores con puertos UPS en los hogares y del ¨paquete semanal¨*, en Cuba se ha incrementado la cantidad de personas que prefieren invertir su tiempo libre viendo películas, seriales, novelas, documentales y video clips, en lugar de leer o ver programas de la televisión. Aunque sirven de entretenimiento, algunos  de esos materiales no siempre contribuyen a la elevación del nivel cultural de los espectadores y de no complementarse con la lectura o la contemplación de audiovisuales instructivos, sus fanáticos  corren el peligro de convertirse en personas cuya única ilustración resulte algún tatuaje que lleven en la piel.    
Para ir fomentando hábitos de lectura los niños cubanos en los primeros grados escolares deben leer La Edad de Oro de Martí, el Principito de Saint Exuperí y todos los cuentos infantiles que sea posible, sobre estos últimos existen también muchos audiovisuales. Cuando adolescentes leíamos las aventuras de Emilio Salgari, Jack London, Julio Verne, Alejandro Dumas, ahora están de moda Harry Potter, El Hobbit, el Señor de los Anillos, Juego de Tronos, pero en formato de libros son muy costosos, mejor ver las películas. Aquellos jóvenes en los que prendió el placer de la lectura, más adelante buscarán clásicos del género policiaco, de ciencia ficción o poesía y cuando sean mayores, probablemente perseguirán títulos y autores imprescindibles de la literatura universal o autores cubanos, hay para escoger entre varios cientos de títulos publicados en nuestro país. 
Aparte de mantenerme actualizado y adquirir nuevos conocimientos viendo programas informativos y educativos por televisión, trato de leer todo lo que puedo, desgraciadamente no todo lo que se publica es de mi agrado y he tenido que aprender a  escoger. Cuando no encuentro algo nuevo e interesante en las librerías, a veces no me queda más remedio que comprar un libro de uso, lo hago pocas veces porque los mejores y más  demandados alcanzan precios muy altos. Prefiero leer cuentos, novelas clásicas o contemporáneas, ensayos, biografías, temas policíacos, sociales, históricos, costumbristas y humorísticos. No siempre se tiene éxito leyendo, hay libros que no he podido terminar de leer, por ejemplo Gargantúa y Pantagruel de Rabelais, no obstante su buena crítica, sus exageraciones y absurdos reiterados me llevaron a dejarlo a medias. Para el lector no habitual resultan complicados aquellos libros que traen muchas notas del autor o del editor que hacen aclaraciones sobre lo escrito o muestran la traducción al español de frases o párrafos utilizados en el texto en otros idiomas, como pasa con las novelas de Carpentier y son espinosas aquellas obras escritas en un lenguaje barroco como ¨Paradiso¨ de Lezama Lima. No recuerdo haberla estudiado durante la enseñanza media, pero hace poco no tenía otro libro a mano y me aventuré a leer ¨La Ilíada¨ de Homero, confieso que si bien es una famosa recopilación de cantos escritos en un bello y culto lenguaje, hay que hacer un gran esfuerzo para digerir más de 400 páginas conteniendo una descripción detallada sobre quién mató o hirió a quién, por donde le entró y salió la pica y que se dijeron el uno al otro de los cientos de diferentes personajes y dioses que intervienen en la extensa guerra relatada, más propia de un guion cinematográfico que de una novela. Reconozco que una buena novela debe contener muchos detalles para que el lector se represente exactamente el ambiente en que se desarrollan los acontecimientos, además de lo que dicen, piensan o les sucede a los personajes, pero en el caso de esa obra de Homero  es mucho más agradable ver la película ¨Troya¨, porque aunque dura más de 2 horas, cuenta los hechos de forma resumida.  También es más estimulante ver en pantalla a la hermosa actriz que interpreta a Helena que leer acerca de su belleza, pero no todas las obras maestras han sido llevadas al cine, por demás, resulta imposible incluir dentro del guion de una película todos los detalles de un buen libro. La trama de los filmes es insoportable seguirla por televisión cuando se interrumpe frecuentemente para poner comerciales, por eso Netflix, que se baja desde Internet, tiene tanto éxito, por suerte la televisión cubana las trasmite completas de principio a fin. La lectura se puede interrumpir cuando sea necesario y continuar después, el ritmo de lo relatado lo pone el lector, aunque hay escritores que atrapan con sus relatos y el lector no puede parar de leer hasta el final. Esos son los autores más demandados.
Leer es un acto íntimo, salvo en las tabaquerías donde el colectivo de torcedores presta atención a lo relatado por el lector profesional o cuando los asistentes a talleres literarios escuchan los fragmentos de las obras que leen sus autores. Ud. puede leer mientras espera ser atendido en una consulta u oficina o cuando viaja como pasajero, aunque en esos casos requiere de mucha concentración para contrarrestar las interferencias de aquellos que hablan alrededor, ponen música estridente o cuando un molesto ping-ping suena a su lado pues alguien juega mediante el celular. Prefiero leer en la casa, a las bibliotecas iba cuando era estudiante, ahora solamente cuando escribo algo sobre lo que necesito consultar una fuente que no está disponible en librerías o internet. Soy un lector chapado a la antigua, prefiero leer libros impresos antes que los digitalizados. Aunque conservo más de un gigabyte de obras en un laptop, me resulta incómodo leer con ese equipo sobre una mesa textos muy largos pues termino con dolor en el cuello y la espalda, sería preferible emplear una tableta electrónica o un kindler sentado en un cómodo sillón con las piernas estiradas y los pies sobre un cojín, aunque se corre el riesgo de quedarse dormido si el texto resulta aburrido o de que tener que parar la lectura para recargar la batería cuando los textos son muy largos. Los nativos digitales seguramente preferirán leer en el teléfono móvil a pesar de la pantalla  más pequeña.    
Cada vez que llega febrero se realiza la Feria del Libro en numerosas ciudades del país y en esa ocasión acuden miles de personas a conocer las novedades y participar en presentaciones de libros. Muchísimos padres van a la feria con sus hijos buscando libros infantiles y asisten a otras actividades culturales y recreativas que se organizan de forma colateral. También acuden jóvenes lectores buscando libros impresos o digitales pues al contrario de muchas partes del mundo, los libros de producción nacional son relativamente baratos gracias al subsidio del Estado, lo que contribuye a la elevación del nivel cultural de aquellos dispuestos a leer. Quizá por eso es frecuente ver a algunos extranjeros salir de la feria cargados de libros. Como para esa feria las casas editoras ponen a disposición de los lectores muchas novedades, hago como las hormigas antes del invierno, paso varias veces por las subsedes más cercanas a mi casa, acopio todos los libros que me resultan interesantes y los voy leyendo uno tras otro durante varios meses. Como no tengo espacio suficiente en mi casa, cuando los leo se los regalo a mis parientes o amigos amantes de la lectura, solo conservo aquellos que considero muy valiosos. Ya se anuncia que la feria  de 2019 para La Habana se celebrará del 7 al 17 de febrero y me estoy afilando la mente, no los dientes.
A veces me prestan un ¨best seller¨ de una editorial extranjera y lo devoro en pocos días. Me agrada leer a Stephen King, Ken Follet, Carlos Ruiz Zafón y Arturo Pérez Reverte, pero no tengo ¨guita¨, como dicen los argentinos para darme el lujo de comprar sus libros en divisas o pagarlos a algún librero de segunda mano que los cobra como si fuera su autor.  
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*El ¨paquete semanal¨ ocupa centenares de gigabytes y es un compendio de lo publicado semanalmente en internet en español o traducido desde otras lenguas (novelas, series, películas, concursos, documentales, video clips, software, revistas, música y otros materiales audiovisuales) que alguien baja de internet y se  copia en un soporte magnético por algunos cuentapropistas por el módico precio de 2 pesos convertibles o 50 pesos cubanos. Es una forma de acceder a internet sin tener conexión, algunos la llaman la ¨internet de los pobres¨. Existe una versión llamada ¨La Mochila¨ preparada por el Joven Club de Computación con materiales seleccionados por su contenido más ¨socialmente aceptable¨, que puede ser copiada en cualquiera de sus establecimientos distribuidos por todo el país de forma gratuita.

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